El cinco, impar, ha sido siempre mi número favorito. Cinco, impar, es tú y yo dos veces y tú otra vez.
Cinco, son mis hallazgos de los últimos días:
1. Lady Desidia y sus pájaros en la cabeza.
2.Vic. a tiene cuadernos de notas para no dejar de escribir.
3. Sr. Bermudez diseña carteles minimalistas con referencias a música, series o cine que hacen que quiera una habitación con las paredes más grandes donde quepan todos.
4. Chichinaboinc me hace soñar con platos (su colección de vajillas por encargo es deliciosa) y
5. Chucheriasdearte y sus librinos me quitan el sueño, literal, y es que puedes devorar Lisboa, Cuba, Mérida o incluso las ilustraciones de Paula Bonet en tamaño miniatura.. Llevo días que quiero más de cinco, impar.
Cinco minutos es lo que dura esta canción. Cinco minutos y cinco segundos. Y en Diciembre está en Madrid, y me acuerdo de ti, que no parabas de escucharlo en casa. Y en dos horas, que no en cinco, vendió todas las entradas y cinco días me he tirado maldiciéndole.
Cinco minutos. Cinco minutos más. Cinco minutos más de ese sabor, cinco minutos más de ese olor, cinco minutos más de esa mente, cinco minutos más de ese cuerpo. Cinco minutos más como regalo.
Los cinco de Enid Blyton me engancharon a la lectura de pequeña. Cinco días he tardado en leer “No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas”. Libro que tardé cinco segundos en decidir comprarlo, sólo por el título y los flamencos. Los flamencos también. He amortizado su precio en carcajadas.
Cinco es el número que tengo que pulsar en el ascensor cada día. Cinco pisos hay desde mi balcón hasta la acera por la que te veo pasar. O creo que te veo pasar.
Cinco céntimos. Al cambio un regaliz rojo y la eterna manía de pagarlos en monedas de cinco.
Cinco euros. Un trozo de tarta de zanahoria y un café con leche de soja en el Café Molar. Molar, con cinco letras. Te sobran dos monedas de cinco céntimos que no querrás guardar para regalices, quieres utilizarlas para suplicar a la camarera que nunca deje de hacer esa tarta.
Te echo de menos seguido de un punto es un mensaje de, sólo, cinco componentes y muchos matices.
Y cinco cervezas son las que me ponen en duda, por eso siempre me prometo no pasar de cuatro. Por eso, nunca lo cumplo, por eso prefiero apostarlo todo al cinco, impar.